Después de una noche ventosa y con la incertidumbre de si abrirían o no la estación, nos levantamos para recargar pilas con el desayuno.
Apertura confirmada y consiguiente traslado al autobús para iniciar el viaje con la sorpresa de que en una habitación permanecían incólumes en su cama tres alumnas aún. Parada de máquinas y extracción de la cama con desayuno en marcha incluido.
Tras la colocación pertinente de botas, traslado con los monitores a las clases de esquí. Baja una mínima capa de nieve polvo caída la noche anterior, un buen y duro bloque que ha ido aflorando conforme soplaba el viento.
Descanso para la comida que ha ido enfriando el ambiente y endureciendo más si cabe el estado de las pistas, lo que ha ocasionado algún que otro susto con visita a la enfermería incluida.
Tras el regreso al hotel: aseo, cena y engalanamiento para acudir a Andorra La Vella a mover el esqueleto en la discoteca.
Empieza a nevar, aunque mañana se esperan temperaturas gélidas…