Todo estaba preparado para la última de las jornadas de esquí. La nieve seguía cayendo desde la tarde anterior y todo apuntaba a un día especial de esquí.
DÍA 5: ¡Y vaya si fue un día especial! El ascenso por carretera fue más complicado y lento de lo esperado, a tenor de la capa de nieve que iba cubriendo el asfalto casi en su totalidad.
Las ganas de esquiar estaban intactas, pero pronto iban a desvanecerse cuando una voz rota nos avisaba de que los remontes parecían estar parados. Y efectivamente, lo estaban. La sabia naturaleza sacudía con todas sus fuerzas y el dios Eolo bailaba ritmos demasiado marchosos, muy a nuestro pesar.
La cafetería iba a ser, sin lugar a dudas, el lugar de reunión de los jóvenes esquiadores que, aprovechaban el lugar para recoger sus correspondientes diplomas y despedirse de monitores y alumnos que habían sido nuevos compañeros durante 5 días.
El viaje de regreso al hotel sirvió para devolver el material alquilado de esquí y tomar un pequeño tentempié antes de emprender rumbo de vuelta.
Todo hacía presagiar que la aventura se había acabado… ¡pero no!, sólo era el comienzo de la cuenta atrás para el viaje del año próximo. Nos veremos.