El cielo amaneció cubierto y por fin mostró su lado más invernal después de tres jornadas casi primaverales.
El cansancio va dejando su huella y los períodos de descanso tras las preceptivas clases van en aumento.
La mayoría de los alumnos han empezado a abandonar la zona de debutantes y ha experimentado la sensación de montar en los telesillas, venciendo en algunos casos ciertos temores al vértigo e inseguridades por lo desconocido. La experiencia para ellos es muy positiva y les permite esquiar por nuevas pistas verdes, e incluso azules, llegando a formarse grupos superiores a la decena de alumnos.
Otros algo más aventajados, no dudan en surfear por algunas pistas rojas que se encuentran en perfecto estado para una práctica segura.
Al término de la jornada, los más valientes se enfundaron un frontal para realizar algunas bajadas en la oscuridad de la noche por la zona de debutantes. Fue interesante interiorizar las sensaciones del esquí con una visibilidad más reducida.
De vuelta al hotel, cena rápida para, posteriormente, bajar a Andorra y disfrutar en Caldea de un relajante baño en sus aguas termales. Finalmente, llegada al hotel donde toca dejar preparadas las maletas.